Todos conocemos a personas adultas mayores, para entrar en contexto, al usar esta clasificación nos referimos a personas que presentan ciertas características, por ejemplo, cabello gris, arrugas o la jubilación, la cual se da a partir de los 65 años, siendo esta última la manera correcta de clasificar esta etapa.
¿Cómo interviene el profesional de la salud en esta etapa?
Así como el médico geriatra se especializa en ver estos casos, también el nutriólogo o nutricionista tiene la capacidad y responsabilidad de tratar a estos pacientes.
Según la literatura, el profesional de nutrición debe intervenir, independientemente sea el caso, con tres tipos de servicios:
- Promover la salud y prevención de enfermedades, por ejemplo, promoviendo a personas jóvenes y adultas dietas adecuadas y actividad física constante.
- Reducir riesgos y frenar el progreso de alguna enfermedad, con el objetivo de mantener la funcionalidad.
- El tratamiento de cada caso y la planificación de alta.
Por otro lado, los cambios que presentan en este proceso es la pérdida de masa muscular conocida como sarcopenia. También, las modificaciones en el aparato digestivo, por ejemplo, en el 50% de los casos presentan falta de piezas dentales o presentan sequedad en la boca por fármacos o alguna enfermedad. De igual forma, los trastornos de deglución son asociados con enfermedades neuromusculares o del sistema nervioso central, y otro caso común son los problemas de digestión y con atrofia gástrica, presente en un 20 a 50% de los casos.
Para poder tratar los casos que se pueden presentar, primero se debe obtener el gasto metabólico en reposo, se recomienda la siguiente fórmula para mayores de 60 años:
GER | Hombres | Mujeres |
Op.#1 | = 13.5 x peso kg + 487 | = 10.5 x peso kg + 596 |
Op.#2 | = 8.8 x peso kg + 1,128 x altura en mts – 1,071 | = 9.5 x peso kg + 637 x altura en mts – 302 |
Por otro lado, la ingesta de proteínas debe ser de 0.9 a 1 gr/kg/día o de 20%, se recomienda un mayor consumo de carnes blancas y cortes magros, con una presentación deshebrada o cocido, también se puede obtener a través de cereales, legumbres o frutos secos.
De igual forma, la ingesta de grasas tiene que ser de 30% del total por día, una fuente importante para esta etapa es el aceite de oliva ya que tiene efectos cardiovasculares positivos.
Por último, los hidratos de carbonos deben estar presentes entre un 55 a 60% de la dieta, cabe mencionar que aquí también debemos considerar la fibra, la cual es de 25 a 30 gr al día, los cuales se obtienen de cereales, legumbres, frutas frescas u hortalizas. También recordemos que el consumo de agua natural en esta etapa debe ser mínimo 8 vasos de 250 ml por día, es decir 2 litros.
En conclusión, el objetivo de esta pequeña redacción es tener o repasar conocimientos sobre cómo se debe abordar la alimentación en una persona mayor. Cabe mencionar que una buena herramienta visual es el plato del buen comer ya que es practico, así el paciente podrá recordar todos los grupos de alimentos que debe tener su platillo, sin descuidar ninguno.
Escrito por PLN César A. Viglienzone Villalobos
Pasante en el colegio de Nutriólogos de jalisco A.C. de la Universidad Tecmilenio
Bibliografía
- MAHAN, L. (2014). KRAUSE DIETOTERAPIA (13.a ed.). Ámsterdam, Países Bajos: Elsevier.
- SALAS-SALVADÓ, J. (2014). NURICIÓN Y DIETÉTICA CLÍNICA (3.a ed.). Ámsterdam, Países Bajos: Elsevier.